sábado, 20 de mayo de 2017

Unos días por Berlín: Segundo día por la mañana.

Al segundo día nos fuimos en dirección a la Brandenburger Tor, lleno como estaba de turistas como nosotros, imposible sacar una foto decente, pero la verdad es que este monumento del XVIII, con tanta historia y reconstrucción detrás, todavía impresiona.










Parece increíble que hace 30 años no se pudiese visitar por ser tierra de nadie entre el Este y el Oeste, la verdad es que la Historia da muchas vueltas y algunas son realmente dramáticas, cuando se lo contaba a los críos que venían con nosotros nos miraban con cara de asombro, es terrible lo mucho que nos complicamos la vida los humanos.






Igual de estúpidas las sucesivas guerras entre Prusia y Francia que hicieron que estos caballos en teoría estáticos viajasen con su cuádriga cientos de kilómetros según fuese uno u otro ejército los que saqueasen el monumento.











Ojalá no se repita nunca y sean los turistas y no los soldados los únicos paseantes a los que observen los caballos.











Después de visitar todos los alrededores, la embajada americana y la perspectiva hacia el Tiergarten, cruzamos hacia otro monumental recordatorio de la locura humana.



El monumento a los Judíos Asesinados en Europa, un proyecto de la década pasada impacta notablemente en el que entra en ella.















Se trata de un laberinto de 2.700 bloques de hormigón, todos exactamente iguales de longitud y anchura, pero con diferente altura. Al estar la enorme extensión en pendiente, la sensación de agobio y de estar perdido es grande dentro, y aunque al principio la gente se lo toma como un juego en un laberinto, al final la mayoría de la gente, salvo los cuatro idiotas de siempre que se suben a los bloques a hacerse el selfie, acaban reflexionando en silencio, es un lugar extraño.










Para hacerse una idea de lo complicada que es la Historia de Alemania reciente, la sustancia antigraffiti de los bloques la fabrica la misma empresa que fabricaba los gases con los que exterminaban a los judíos en el Holocausto. Da que pensar...









Un poco más alegre fue pasear por los alrededores, tomarnos otro currywurst y encontrarnos con los míticos Trabant, en este caso decorados al estilo berlinés.









De allí, casi al lado, a la visita que teníamos reservada en el Reichstag, que nos encantó.
















Eso a pesar de las incomodísimas medidas de seguridad, y a que estuviesen a punto de detenerme por no entender a la "simpática" policía que me conminaba a dejar la bandeja del scanner y que por poco consiguió que me diese la vuelta y pasase de la visita, ¡un poco de amabilidad, señores alemanes!






Pero en fin, hay que reconocer que el edificio es imponente, y con la nueva cúpula diseñada por Norman Foster, espectacular.












Era muy difícil conjugar la enorme mole, en sentido literal, del edificio, y en sentido filosófico, del significado del parlamento alemán, donde se diseñaron tantas guerras que por poco acaban con Europa por 2 veces en un sólo siglo.








Sin embargo, y a juzgar por el resultado de las sucesivas obras de restauración, el conjunto arquitectónico del Reichstag y el Bundestag es uno de los símbolos actuales de Berlín, y para los visitantes, una maravilla que hay que visitar.

A pesar del éxito que tiene la cúpula, es curioso que el proyecto original de Norman Foster no la incluía, y cuando se vio obligado a construirla, la rebajó respecto al proyecto original del edificio.
Hoy día, sin embargo, la cúpula de cristal y acero es uno de los mejores miradores sobre Berlín, y la caminata bordeándolo por dentro, todo un pasatiempo.







Las vistas, ya sea desde dentro de la cúpula, o desde la azotea del edificio, dejan sin aliento: El Tiergarten...






El Rot Rathaus, la Berliner Dom...














El río Spree, la sede de la Opel en Berlín (pedazo de edificio llamativo), con la Torre de la Televisión...en fin, unas vistas que por sí solas ya merecen la visita por completo.
De allí nos fuimos al Sony Center y alrededores, otra sorpresa, otro mundo nuevo.





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