domingo, 4 de diciembre de 2016

Bichos por Zeluán

No me estoy prodigando demasiado por Zeluán, y es que por desgracia el otoño está todavía muy flojo, y así no llegan invernantes, pero algo se puede ver cada día.













Sigue la espátula (Platalea leucorodia) joven por aquí, parece claramente enferma o herida, una pena.


















También siguen llegando garzas reales (Ardea cinerea), y aumentando el número de cormoranes grandes (Phalacrocorax carbo) invernantes.





De limícolas, bastante variado, empezando por el más grande, el zarapito real (Numenius arquata).











Aquí lo vemos en movimiento, capturando cangrejos entre las rocas con precisión quirúrgica.













Su pariente el zarapito trinador (Numenius phaeopus) tiene aspecto de estar pasando mucho frío.












Igual que el archibebe claro (Tringa nebularia).














La aguja colipinta (Limosa lapponica) se hace también la bola, aunque no se aprecie aquel día arreciaba la lluvia.










El chorlito gris (Pluvialis squatarola), haciendo la estatua, no nos sorprende esta postura en un ave con una capacidad de mimetizarse extraordinaria, aunque no contra el fondo de la arena.









El andarríos chico (Actitis hypoleucos), al contrario, siempre está en movimiento.














Parecido a los incansables vuelvepiedras (Arenaria interpres).










Los escasos en comparación con otros años por estas fechas correlimos comunes (Calidris alpina) ya tienen todos su plumaje aburrido invernal.
A uno de ellos lo vi caerse al agua después de un tropezón un tanto cómico, y salió del agua sin despeinarse.








Termino con este otro pequeño, el martín pescador (Alcedo atthis), que nos deleitó con su ritual de limpieza.


















Le vino bien, ya que unos segundos después, tras capturar un pequeño pez, una gaviota reidora lo persiguió, obligándole a meterse bajo el agua para escapar.



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