martes, 16 de agosto de 2016

Pajareando por el Camí de Cavalls (I): Bisbitas campestres, alcaravanes...

En cuanto pude, me levanté, como suelo hacer en vacaciones, a las 5 de la mañana, para ver salir el Sol (impresionante) y ponerme a caminar, en este caso para tratar de ver aves.












La ruta elegida fue el tramo del Camí de Cavalls (que da la vuelta a toda la isla de Menorca), entre el Cap d'Artrutx y Cala Blanca.












El paisaje, precioso, rodeando por el Suroeste la costa menorquina.















Aunque es completamente llano, el terreno es un rompepiernas, por el carácter pedregoso muy irregular, del camino.











Ya desde el principio, algunas de las aves eran fáciles de localizar, como el cernícalo vulgar (Falco tinnunculus), prospectando los muros de piedra seca en busca de pequeños invertebrados.














Los menorquines son expertos en trazar sus campos de líneas en forma de muros de piedra, en parte para marcar las fincas, pero sobre todo para proteger los campos del bestial viento marino que tuvimos la oportunidad de probar en nuestras carnes unos días después.






Al amanecer, varias especies se movían a lo largo de la costa, moviéndose de sus dormideros, como el alcaraván (Burhinus oedicnemus)...













...o las muy abundantes palomas bravías (Columba livia).














En el recorrido, que me duró unas 4 horas ida y vuelta, se atraviesan varios cierres, con pequeños cambios en el paisaje en cada subsector.




Curiosamente, varias familias de aves parecían hacer coincidir sus territorios con los espacios delimitados por los muros, tal era el caso de las currucas cabecinegras, de la cogujada montesina (Galerida theklae)...








...de la tarabilla común (Saxicola rubicola)...













...y especialmente del bisbita campestre (Anthus campestris), del que pude ver varios grupos familiares.








Abundaban los juveniles, desgarbados, y con la inexperiencia peligrosamente unida a la falta de precaución respecto de los humanos, ni se inmutaban.











Los adultos eran más astutos escondiéndose, aunque algún ejemplar me permitió disfrutar (dado que en Asturias escasean mucho) contemplar sus características.













Un pájaro muy atractivo que se camufla perfectamente en estos parajes.

















Entre la neblina, y al oeste, el perfil de la vecina Mallorca.








Y todo el tiempo, temporada alta, movimiento entre Ciutadella y las demás islas.









A mitad de recorrido apreció este señor, que ya me acompañaría el resto de la ruta, lo dejo para la siguiente entrada.




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Me encantan tus comentarios, y además los necesito, pero para evitar los ataques de orcos, trols y pesadiellos, me veo obligado a moderar. Si formas parte de la buena gente, tu comentario saldrá seguro.