miércoles, 22 de junio de 2016

Orquideas y otras que lo parecen pero no lo son

Me encantan las orquídeas, tener algunas ornamentales en casa, y observar las silvestres que tenemos en Asturias, pero es un mundillo complicado en el que apenas estoy empezando, así que aproveché las rutas de censo de aves para captar con la cámara algunas especies de orquídeas, y algunas que se le parecen, y que para un principiante podrían ser motivo de engaño.
Empiezo con la muy común Dactylorhiza elata, que pude ver por los praos de Colloto.











Otra del mismo género, pero bastante diferente, la Dactylorhiza maculata, en la media montaña del concejo de Grao, en la Sierra del Pedroriu.


















En los praos del concejo de Soto del Barco, en la costa, la Anacamptis pyramidalis, perdón por la foto con móvil.
















Finalizamos con la Serapias cordigera, carnal orquídea encontrada junto a la primera de esta lista en Colloto, rodeada de vacas.












Plantas que pueden semejarse superficialmente a una orquidea, pues por ejemplo, la parásita de la hiedra Orobanche hederae.












Otra parásita, en este caso hemiparásita que quizás nos recuerde por sus flores a una orquídea es la Rhinanthus angustifolia, los famosos pitinos.






Yendo a lo loco, incluso una Linaria triornithophora podría llamar la atención.














Y hasta los pétalos del hermoso lirio amarillo (Iris pseudoacorus) podrían pasar por epiquilo para algún despistado como yo.


domingo, 19 de junio de 2016

Carriceros fantasmas por el Nalón

Haciendo los recorridos para el atlas de aves en primavera de la SEO tuve el placer de encontrarme en la desembocadura del Nalón con una pequeña colonia de carriceros comunes (Acrocephalus scirpacieus).















Sin embargo, a pesar de su cercanía, de lo folloneros que eran con sus reclamos, y de ser unos cuantos, fui incapaz de echarles una foto.












Los tallos, más altos que yo, de carrizo (Phragmites australis), no ayudaban mucho, pero tengo que reconocer que si tardo más de 5 minutos en el intento, lo dejo, no me merece la pena el agobio.









Así que otra vez será, aunque el simple hecho de observarlos tan hacendosos fue suficiente.












En el Sablón, además de unas docenas de especies de aves de lo más variado, patrullaban su territorio de cría 2 especies diferentes de rapaces, el busardo ratonero (Buteo buteo)...











...y el milano negro (Milvus migrans).

lunes, 13 de junio de 2016

Mariposeando por la Sierra del Pedrorio

Tuve la oportunidad este finde de ver muchas cosas interesantes, entre ellas las primeras mariposas interesantes, muchas de ellas alrededor de las cumbres de la Sierra de Pedrorio.












Sin duda, la más impresionante, la macaón (Papillio machaon), espectacular siempre por tamaño y colorido.

















No es fácil que se pose, pero cuando lo hace, todo un deleite.















De las otras 3 especies, ninguna desluce en belleza, por ejemplo esta saltacercas (Lassiommatta legera).













En los mismos tonos, pero diferente distribución de celdas y manchas, la perlada castaña (Boloria selene).










Y termino con otra de tonos discretos, pero también interesante, la medioluto norteña (Melanargia galathea).

miércoles, 8 de junio de 2016

Censando el SACRE por los pueblos de Grao

Por ahora, sin duda, la mejor de las cuadrículas, un territorio que se preserva salvaje y lleno de vida a pesar de estar tan cerca de la villa de Grao y estar tan transformado el paisaje.










Menuda paliza completar los 15 kilómetros del recorrido circular, pero la sensación fue muy estimulante, con paisajes que de otros modo no hubiese visto, y un montón de pájaros, muchos de ellos ya plenamente puestos a cebar pollos, como el bisbita arbóreo (Anthus trivialis).














Otros, como los gordinos camachuelos comunes (Pyrrhula pyrrhula) hacían buenas migas.













Poco lo faltará a esta hembra para ponerse a empollar.












Por las brañas bajas del Xorro, estampas bucólicas, con una variedad de fauna digna de zonas más intransitadas, la baja densidad de población y una diversidad de paisajes que da cobijo a formas de vida muy difrentes hacen el milagro de ver un corzo (Capreolus capreolus) caminando mansamente durante varios minutos por delante mío sin que se sintiese especialmente dado a la huída.





Azor, perdiz roja, varias especies de escribanos, oropéndolas, trigueros...un vergel. Los escribanos soteños (Emberiza cirlus), abundantes, una novedad para una especie cada vez menos frecuente.













Otra ya rara de ver, y con ceba que indica la necesaria reproducción más que probable, es la curruca rabilarga (Sylvia undata).










En el Xorro, curiosamente, aprovechan seleccionando los minoritarios eucaliptos varias especies, como las oropéndolas, el busardo ratonero (Buteo buteo)...









...o el escondedizo pico picapinos (Dendrocopos major).













En estas praderías de media montaña llenas de la deliciosa sebe que tanto protege a las aves asturianas, aves comunes como la tarabilla común (Saxicola rubicola)...









...o el pardillo común (Carduelis cannabina).
















Una vez llegado a lo alto, toca tirar de GPS por caminos que en su día debieron ser de vital importancia, tanto como para ser denominados "Caminos reales" pero que hoy en día están vacíos de gentes (aunque no de los recios y realmente atemorizantes mastines que me vigilaron todo el recorrido).







En el pueblo de Cañedo, una parada para recuperar fuerzas y hablar con l@s paisan@s, que con la típica amabilidad de los pueblos que no suelen salir en los mapas, me explicaron el declive de la zona, la pérdida de valor de las tierras y las lindes, y la pena que daba acordarse de cuánta gente y cuántos chiquillos corrían por estas mismas calles hace unas décadas. Creo sinceramente que con una mezcla de modernidad que dignifique el trabajo en el campo, y la vuelta a los buenos productos y a los sabores de antaño estos pueblos podrían volver a la vida. ¿Quién le pone el cascabel al gato? Mientras tanto, nos queda la belleza de las casas del pueblo y la tranquilidad que ofrecen caseríos como los que visité a sus jubilados propietarios.

Demostrando la tremenda biodiversidad que albergan estos retazos de pueblos aún habitados, con algo de ganado, setos vivos y pequeños bosquetes, el macho de alcaudón dorsirrojo (Lanus collurio), cantando a los 4 vientos que la naturaleza rural no se rinde.
Buscando una hembrita para seguir aguantando una generación más.












Bajando vertiginosamente a la carretera que sigue el también precioso valle del río Cubia, baja también la diversidad de las aves, y ya son especies más genéricas, y adaptadas a hábitats de menor calidad. Así, prospera la curruca capirotada (Sylvia atricapilla).








O la adaptable corneja negra (Corvus corone).















En los ya más abundantes praos de las riberas inundables del Cubia, una gran diversidad de colores y aromas, destacando el inconfundible y para mí irresistible olor a miel de la cuajaleches (Galium verum).









Con unas flores de las más guapas de Asturias, la aguileña (Aquilegia vulgaris) nos engaña, no nos olvidemos de su toxicidad.









Ya en pleno valle, el río resuena en todas partes, y el paisaje de la braña da paso al de las vegas, igual de excitante para la vista y para el espíritu de cualquier asturiano con un mínimo de sensibilidad.

En un palomar, una paloma doméstica de competición (Columba livia), un bellezón fruto del trabajo de cruce genético de varias generaciones de columbicultores.

















Todavía se respeta la ayuda al agricultor que ofrecen los pájaros insectívoros como la golondrina común (Hirundo rustica), y se les permite anidar en las casas.











En estos pueblos, una de las víctimas fáciles de los abundantes gatonos, es el topo ibérico (Talpa occidentalis). Aunque el bien alimentado gato sólo lo mata para jugar, en cuanto bajen las luces, otros animales más hambrientos se llevarán y darán buena cuenta del cadáver.








La Torre de Villanueva, con más de 5 siglos de historia, nos recuerda la importancia y pujanza económica que tenía este concejo en la baja edad media, y además, que nos acercamos a la capital.









Ya sólo nos queda apuntar las casi urbanas especies del fin de la ruta, como el estornino negro (Sturnus vulgaris), con ceba de ricas lombrices...










..o la francamente hogareña lavandera blanca (Motacilla alba).










jueves, 2 de junio de 2016

Censando el SACRE por el Cabo Busto

Ganas tengo de hacer la segunda visita, porque la primera fue muy interesante.














Ya desde el principio, aves de campiña muy interesantes, como los ya escasos en muchos lugares escribanos soteños (Emberiza cirlus).












Más infrecuente todavía verlos en pareja tan tranquilos, en época tan ajetreada, la de cría.













Los parapetos vegetales combinados con pradería son un hábitat excelente para muchos paseriformes.










Uno muy abundante aquí es el bisbita arbóreo (Anthus trivialis).












Totalmente puesto a la labor amorosa.














Aunque a los acentores comunes (Prunella modularis) les gusta más el matorral costero, pegado al acantilado.












Tan serios que parecen, y con un canto tan dulce.











Otros algo más escurridizos por el matorral, los pardillos comunes (Carduelis cannabina).










Al contrario que la amistosa tarabilla común (Saxicola rubicola).












Por las casas, lleno de gorriones comunes (Passer domesticus), aquí en los pueblos todavía abundan, pero ni rastro de sus primos los molineros, es muy preocupante.









Me sorprendió cómo han avanzado los cultivos de especies ornamentales, con muchos viveros, y auténticos bosquetes de arces japoneses o camelias (Camelia japonica).








Todo muy zen...las camelias "made in Valdés" son una seña de identidad luarquina desde hace décadas.










Aquí disfrutaban "como verderones" los verderones comunes (Chloris chloris).













Y los jilgueros (Carduelis carduelis).









Aprovechaban las tierras de labor las mucho más escasas que en invierno lavanderas blancas (Motacilla alba).










Y en los pinares, otro montonín de especies.












En ramas y demás posaderos, córvidos, como los arrendajos (Garrulus glandarius)...













...o la corneja negra (Corvus corone).













Y en los bordes del bosque, un hábitat muy rico para otros pájaros, como los pinzones vulgares (Fringilla coelebs).









No podían faltar los reyes de la caza al acecho desde una rama, los papamoscas grises (Muscicapa striata).












Termino con una de las reinas del lugar, encontrando todavía en las viejas casas y cuadras un lugar donde criar, la golondrina común (Hirundo rustica).








Sin duda el Cabo de Busto es un lugar estupendo para ver aves.