martes, 29 de enero de 2013

Porrones y otras anátidas en el Parque Isabel

Es época de porrones en el parque Isabel de Gijón, y aunque ya no se saturan las charcas como en los fríos años de mi infancia, siguen siendo unos clásicos en Gijón.







Este año por ahora abundan más los porrones moñudos (Aythya fuligula), con bastante diferencia, aunque manteniéndose en cifras bajas, entre 15 y 30 ejemplares.








Teniendo en cuenta que en décadas pasadas las cifras eran de 2 ceros, no es mucho, pero al menos vuelven, algunos con placa nasal incluida (sin tilde en la "i", David ;-).









Los porrones europeos (Aythya ferina), que normalmente son los más abundantes en este parque, esta temporada están siendo más escasos que los moñudos.






Es posible que se deba a que esta especie está cogiéndole gusto a invernar en el Embalse de San Andrés de los Tacones, embalse al que hace tiempo que no voy, espantado por sus cada vez peores condiciones para la observación de las aves. Una pena.






Al contrario, los cucharas europeos (Anas clypeata), cuyo reservorio natural invernal era el Embalse, y que se veían otros años en el Parque de forma muy puntual, parece que este invierno han venido para quedarse, y al menos en 2 ocasiones superaban la docena de ejemplares.

Otras anátidas, además de los omnipresentes ánades azulones son los ánades frisos (Anas strepera), siempre bajo sospecha de ser asilvestrados, ya que por desgracia en este parque la mala costumbre de soltar patos europeos de granja hace que te entren dudas. No está mal tener aves exóticas en las charcas, ya que su presencia constante da confianza a las aves salvajes para que utilicen el humedal, pero creo que deberían abstenerse de meter aves que pueden llegar salvajes y que luego, como en el caso de los patos colorados, nunca sabemos si son autóctonos o criados a pienso, en fin.

Bueno, pues que no falten.
Hace unos años, en el apogeo mediático de la gripe aviar, cierta concejala que aquel día debió sufrir una apoplejía para decir semejante barbaridad, proponía capturar con una red gigante a todas las aves (salvajes también), y meterlas en jaulas en una nave del Ayuntamiento hasta que pasase el peligro de contagio.
Lo juro, fue así.

No os lo creéis, verdad. Pues aquí os va, ver para creer, pincháis aquí y que comience el crujir de dientes.

lunes, 28 de enero de 2013

Gaviotas de 2º invierno: un poco de caos

Las gaviotas de 2º invierno son mis favoritas, un poco masoquistamente, porque son muy difíciles de datar, pero fueron las que hicieron que me metiese de lleno en el mundo gaviotil, ya que el reto identificarlas, y el cabreo que me pillaba cada vez que confundía especies, edades y hasta colores, hacían que intentase cada vez aprender un poco más, y acabé enamorándome de estas aves.

Aprovecho unas fotos del parque Isabel, donde estas gaviotas son más que mansas pastueñas, lo que nos permite un acercamiento fácil y sin daños al animal.

Empiezo por una preciosa gaviota cabecinegra (Larus melanocephalus). Como veis, ya tiene un color de manto igual al del adulto, pero mantiene unas primarias con manchas negras, y el color de patas y pico es similar al juvenil.
Personalmente, esa máscara fina en blanco y negro, y la "sombra de ojos" le dan un aspecto irresistible.






La gaviota sombría (Larus fuscus) es fácil de identificar en esta edad, gracias a un ya muy avanzado proceso de muda a un dorso de color pizarra bastante oscuro que cubre rápidamente diferenciándola con seguridad respecto de otras gaviotas grandes.









Con las gaviotas patiamarillas (Larus michahellis), aquí empieza el problema. Y es que hay una gradación muy variable de plumajes, y según cuál de ellos observemos, nos puede confundir fácilmente.

Este ejemplar es fácil de identificar, y fácil de datar como 2º invierno, no tiene mucha dificultad.
Dorso más claro que la sombría.













Esta otra patiamarilla ya tiene un aspecto más extraño, con menos gris, y el que hay más clarito, una muda menos avanzada, una estructura corporal diferente, un manto con plumas intercaladas entre mudadas y no, ajedrezado potente de coberteras, algunas terciarias con doble ancla...sigue siendo pati.






Aquí ya nos empezamos a parecer peligrosamente a una gaviota argentea: pico bicolor con punta negra, dorso muy heterogéneo con gris muy claro, muda retrasada, cabeza redonda, cuerpo y plumaje subjetivamente más claro...engañaría a muchos.









Hasta que llegamos a ejemplares como este. para mí, podría ser una gaviota argentea (Larus argentatus), con esa estructura corporal más potente, cabeza más redondeada, pico ya con punta negra y color rosado, proyección primaria más corta, plumas del manto muy mezcladas, con gris muy clarito, iris del ojo muy clarito, ajedrezado muy intenso en todo el plumaje de vuelo...y digo que podría ser argentea porque en esta edad, a no ser que porten una anilla que las identifique científicamente, en estas latitudes, una gaviota como esta siempre será posible, pero no probable.


Como veis, muy complicado, aunque lo importante es seguir educando el ojo, y gozar de la belleza tan multiforme y variable que nos proporcionan las gaviotas.

jueves, 24 de enero de 2013

Cormorán grande a tiro (amistoso)

Desconozco qué clase de degeneración cerebral tienen los que les pegan un disparo de rifle a un ave tan magnífica como el cormorán grande (Phalacrocorax carbo). Yo sugiero que se lo hagan mirar.

















Por lo que a mí respecta, durante un par de días aproveché la lluvia y el madrugón para poder sacar muy pero que muy cerca a un ejemplar extremadamente agradable en el Parque Isabel de Gijón.








A pesar de la escasa luz y del iso extremo, no quedó mal del todo gracias a la paciencia, la del cormorán al permitirme estar a su lado, y la mía al preferir un acercamiento a paso de caracol que una operación tipo comando que hubiese dado al traste con nuestra confianza mutua.









Es triste que estas aves se vean obligadas a escapar por principio del ser humano, porque nos escamotea la posibilidad de encuentros cercanos con la belleza de las escamas de su plumaje y con la increíble adaptación que la evolución ha provocado en esta ave para permitir su dieta.






Ver a este cormorán con esta serenidad causa un gran relax, en especial cuando constatas su tranquilidad .












Aunque (nos pasa a todos), tarde o temprano el hambre hace presencia en escena y la calma cesa.

miércoles, 23 de enero de 2013

La gaviota tucán

La genética a veces causa unos desastres terribles en función de mutaciones desafortunadas, y en las aves suelen verse muchas en los picos, que es lo que os traigo hoy, lo que creo que es un 1er invierno de gaviota patiamarilla (Larus michahellis) con un pico desmesurado.












Aunque he visto muchas gaviotas, especialmente sombrías de 1er invierno, con picos muy largos y torcidos, lo que César llama gaviotas-zarapito, nunca había visto un pico tan enorme y ancho, por lo que la llamé la "gaviota-tucán".







Por desgracia, pocas gaviotas de más de 2 inviernos se ven con este pico, lo que significa que el pico defectuoso les impide desenvolverse bien, y no pasan la criba de su 1er invierno.Y aunque pasasen a adultas, la selección sexual suele hacer que  no encuentren pareja, por lo que este pobre tiene un futuro más que incierto.

martes, 22 de enero de 2013

Ardillas felices

Pocos mamíferos pueden estar más contentos que las ardillas rojas (Sciurus vulgaris) del parque Isabel de Gijón.
Tienen el techo asegurado, comida más que fácil, y las carantoñas de niños y jubilados por todo el parque.

domingo, 20 de enero de 2013

Lúganos

Los lúganos (Carduelis spinus) llenan por el invierno las alisedas de la región con su característico vuelo en grupos, incansables de árbol en árbol.














En Gijón tenemos la suerte de tener unas alisedas de más de 50 años en el Parque de la Senda Fluvial del Piles, que milagrosamente fueron respetados en el proyecto de urbanización que lo rodea, y los pájaros agradecen el detalle con números por encima de los 2 centenares todos los años por estas fechas.








Aunque son endiabladamente difíciles de fotografiar, me encantan, y para mí son un símbolo de lo mucho que agradece la naturaleza periurbana el dejar algún parche de la naturaleza original de estos lugares.










Esto no es un lúgano, es un zorzal común (Turdus philomelos), que estaba justo debajo, pero se portó tan bien, y posó tan guapo, que aquí lo dejo. Hala.

sábado, 19 de enero de 2013

La gaviota cáspica de Zeluán

Ya hace unos años que Daniel López velasco me enseñó la primera gaviota cáspica (Larus cachinnans) de mi vida.










Me impactó, por ser tan parecida superficialmente a nuestras gaviotas patiamarillas, pero en el fondo ser también tan diferente.











Ahora soy yo el que, después de ver unas cuantas y haber entrenado el ojo, me toca enseñar a otra gente a la cáspica de Zeluán, y sigue siendo un placer volver a verla, invierno tras invierno.










Sutilmente poderosa, es una gaviota grande, pero que al ser estilizada, no te das cuenta enseguida de lo fuerte que es en relación a nuestras patiamarillas cantábricas, no digamos si la comparamos con las gaviotas sombrías.





Bastante pendenciera, no duda en intimidar al resto de gaviotas, y curiosamente, solo le aguantan el tipo, y parece estar a gusto, con los gaviones atlánticos (Larus marinus), como este inmaduro.










El color del manto es más claro del que sugiere el color de estas fotos, que han sido tomadas con muy poca luz, y parecen más oscuras de lo que es al natural, fijaos en el contraste con la gaviota sombría (Larus fuscus graellsii).









Y lo dicho, es grande, pero no pesada, tiene un pecho alto, no es barrigona, y otra de sus características es sus patas, largas, y finas.
El color es variable, las he visto rosadas, verdosas o francamente amarillas, pero siempre más pálidas que en las patiamarillas o las sombrías.








Lo mismo pasa con el pico, fino, largo, casi sin gonis, y de un tono amarillo limón, o verdoso.












Y un detalle que llama la atención: el ojo, pequeño, aparentemente oscuro (de cerca no lo es tanto), como de muñeco, en una cabeza pequeña, desproporcionada respecto al fuerte pecho, y con forma de pera, estirada hacia atrás, no tan redonda como en las gaviotas que estamos acostumbrados a ver.







De los grandes y abundantes puntos blancos en las primarias, hemibanderas, efectos persiana veneciana y demás, lo dejamos a los expertos, aunque cuando las constatas, como en este ejemplar, das las gracias a los que te educaron el ojo para poder identificar a esta ave tan magnífica: Gracias, Dani, gracias, César, gracias, Antonio.
Soportasteis mis torpes intentos iniciales, y ahora que tengo cierta facilidad, aún no perfecta, bien es cierto,  para identificarla aún dentro de un bando grande de gaviotas, os lo agradezco, la paciencia, y las enseñanzas.

viernes, 18 de enero de 2013

El Arbeyal: serreta mediana y más

Bueno, tampoco es ninguna rareza ver serretas medianas (Mergus serrator) por la playa del Arbeyal de Gijón.

Después de ver muy lejanas a 3 hembras, pude localizar mucho más cerca a esta hembra, y es que la enorme mayoría de las que nos visitan son de este sexo.





Fue fácil localizarla, ese espejo blanco atravesado por una fina línea negra salta a la vista a centenares de metros.




Son cosas que hasta que no las ves en el campo, en las guías te puedes fijar más o menos, pero no saltan al ojo tanto como en la observación directa, los que conozcáis la especie me daréis la razón.








Esta serreta estaba dentro de un grupo de gaviotas reidoras (Chroicocephalus ridibundus), una asociación un poco extraña, hasta que empezaron a pescar.





Los chicharrinos se vieron acorralados por las zambullidas y persecuciones del alca que os saqué ayer y por la serreta, y una vez sin escapatoria fue cuando las gaviotas reidoras empezaron a disfrutar la situación, ¡parecían alcatraces! Entraban como misiles al agua, fue algo muy curioso.





Tanto follón armaron que atrajeron a un cormorán grande (Phalacrocorax carbo), y entonces ya se lió del todo.








Todo un espectáculo que tuve el placer de disfrutar en familia, a veces no entienden qué narices hago fuera de casa papando frío con los bichos hasta que ven estas cosas por sí mismos y se dan cuenta de la maravilla que nos rodea y pasa por delante de nuestras narices sin ser degustado.









Aunque para espectáculo...

jueves, 17 de enero de 2013

El Arbeyal: Alcas y más

En invierno, en la playa del Arbeyal de Gijón, es raro-raro no encontrarse algún alca (Alca torda).








Miramos hacia abajo. (No hay nada).











Volvemos a mirar hacia abajo. (Tampoco).








Pues hambre hay bastante...











A comeeerrrr...












...que si no me los como yo, se los come el zampullín cuellinegro (Podiceps nigricollis), que ya aparece a lo lejos...